“El mensaje de Chile a Bolivia fue construido en base de lo que podía ser un doble pilar, incluso antes de la firma del Tratado de 1094. El mensaje era: ustedes los bolivianos abandonen toda esperanza de recuperar su rico departamento del Litoral, pero ustedes los bolivianos, no serán condenados al dolor o al infierno de la mediterraneidad o al enclaustramiento”.
Con esa cita, abrió su intervención el abogado de la misión boliviana, Antonio Remiro Brótons, en la segunda jornada de alegatos orales ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, instalada la madrugada de este martes a horas 05:00 hora boliviana, y 10:00 de la mañana en Holanda.
Dijo que de esa manera la cuestión del acceso soberano de Bolivia a las costas del Pacífico ha marcado de manera imborrable las relaciones bilaterales desde hace más de un siglo y como cualquier cuestión compleja ha reconocido momentos altos y bajos y también momentos de contradicciones.
Sostuvo que hay una sucesión continúa de acuerdos y promesas provenientes de Chile destinados a responder a esta aspiración mediante una negociación bilateral que podría satisfacer los intereses de ambos países.
Dijo que hay distintas fuentes de obligación que pesan sobre Chile desde el siglo XIX, a partir de la ocupación de la costa boliviana y de la firma del Pacto de Tregua.
Indicó que el primer acuerdo bilateral se concretiza en el Acta Protocolizada del 10 de enero de 1920, cuyo origen se encuentra en el memorándum de 9 de diciembre de 1919 cuando el embajador de Chile en La Paz, escribió al Ministro de Relaciones Exteriores, a quien le dijo que “Chile acepta negociar nuevas gestiones encaminadas a satisfacer la aspiración del país amigo, subordinado al triunfo de Chile en el plebiscito”.
El entonces embajador Emilio Bello Codesido, luego fue ministro de Relaciones Exteriores de Chile, quien recomendó las ventajas que representaría para Chile la satisfacción de la aspiración boliviana. Cuatro meses más tarde el acta retoma los mismos términos planteados por el ministro.
El ministro de Relaciones Exteriores boliviano, Carlos Gutiérrez, reconoce el espíritu de las actas y asegura que no habrá una pretensión de adquirir una costa marítima sino se apegará a sus sagrados preceptos.
El Tratado del de 3 de julio 1919 entre Perú y Chile titulado “Tacna para Perú y Arica para Chile” contrarió en el corto plazo las expectativas de Bolivia que protestó la conclusión de ese Tratado, aunque luego un protocolo complementario pone “la cláusula del candado” lo cual significa que hay una puerta que algún día pueda abrirse.
En 1946, el presidente chileno Gabriel Gonzales Videla quien el día mismo de su investidura indicó al ministro al Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia su voluntad de llegar a una solución de la mediterraneidad de boliviana, independientemente del Tratado de 1904.
Sostuvo que hay una intención de buscar una fórmula negociada que es fruto de los contractos diplomáticos y continuos entre hombres de Estado. Detrás de esto hay una voluntad política y con la negociación se trata de satisfacer los objetivos políticos, puesto que los actores son políticos.
En 1950 Chile se mostró dispuesto a negociar aceptando el criterio boliviano que las mismas no sean con compensación territorial. En 1963 el ministro boliviano Fellman Velarde, resaltaba el compromiso formal entre Bolivia y Chile por una negociación sobre un enclave para Bolivia.
El 8 de febrero de 1975 se durante el gobierno de Hugo Banzer, se concreta la oferta de diálogo sobre la mediterraneidad de Bolivia y pese a retomar las relaciones diplomáticas para materializar la declaraciones conjuntas, estas no se llegan a concretar.
Aseguró que la obligación de negociar existe porque la promesa de negociar ha sido validada por Chile y la prueba es el proceso de Charaña que si bien no prosiguió por la ruptura de las relaciones diplomáticas, el presidente Banzer pidió el 23 de marzo de 1978, el respeto a la “palabra dada”.
Fuente: El Deber
Brótons pone en evidencia promesas de Chile para una negociación marítima
La intervención del español en el segundo día de alegatos, fue clara cuando enumeró con fechas, memorandos y protagonistas, cada vez que Chile se comprometió con Bolivia para negociar una salida al Pacífico
El primero en intervenir en el segundo día de alegatos en La Haya -en donde Bolivia demandó a Chile exigiendo negociación por una salida al mar-, fue el español Antonio Remiro Brotons (del equipo de Bolivia) cuya intervención volvió a ser contundente. Le recordó al vecino país, una a una las ocasiones en que los chilenos se comprometieron con Bolivia para sentarse a negociar por una salida soberana al Pacífico.
Arrancó recordando el compromiso de Chile realizado en 1920, a través del ministro plenipotenciario Emilio Bello Coderico (durante el Gobierno de Sanfuentes), de otorgar una salida soberana al mar para Bolivia, documento establecido en el acta protocolizado de ese año. Continuó con el compromiso del canciller Jorge Matte del 4 de diciembre de 1926 de ceder una franja de territorio y un puerto a Bolivia.
Esta situación se dio luego de que el 30 de noviembre de 1926 el secretario de Estado, Frank Kellog, les enviara un memorando a Chile y Perú mediando por Tacna y Arica. Brotons dice que a través de ese memorando, Matte se comprometió a darle a Bolivia un territorio y un puerto una vez que la posesión de Tacna y Arica fueran definidas. Habló de un corredor y de un nuevo compromiso sellado.
“Cuando hay un candado, significa que hay una puerta que en algún momento puede abrirse”, sostuvo el español considerado el ideólogo de la demanda boliviana. Pero ahí no se detuvo y siguió ampliando su exposición con el acuerdo de 1950 asumida por el embajador chileno en La Paz, Alberto Ostria Gutiérrez, asumida ante el canciller Aniceto Solares, durante la posesión del presidente Gabriel Gonzales Videla.
“No se puede restar valor a las notas diplomáticas ya que se tratan de negociaciones formales establecidas entre requisitos oficiales. Chile se ha comprometido jurídicamente a negociar una salida al mar con Bolivia”, añadió Brotons. Siguió detallando el memorando del 10 de julio de 1961 del embajador en La Paz Manuel Trucco en el que notificó sus obligaciones de negociar en torno al acuerdo de 1950.
Cerró su intervención -luego de superar las interrupciones por los problemas técnicos con el micrófono- ratificando que Chile sí buscó negociar incluyendo el acuerdo de Charaña en 1975 entre Hugo Banzer y Augusto Pinochet, de que los trasandinos otorgarían un corredor soberano de salida al Pacífico a Bolivia. La intervención del español volvió a ser directa como en el primer día.
Fuente: El Deber