La Iglesia Católica pidió este domingo luchar contra los corruptos de “guante blanco” en lugar de atacar a los “hombres topos” que fueron desalojados por la Policía Boliviana, al ser vistos como sospechosos de varios robos registrados en la ciudad de Santa Cruz.
Durante su Homilía dominical, el Arzobispo de Santa Cruz monseñor Sergio Gualberti sostuvo que todas las personas están de paso por esta tierra y que por tanto, todos deberían ser solidarios y justos con todos, sin discriminar a nadie por su lugar de origen.
Manifestó que todos deberían disfrutar de los bienes puestos en la tierra en igualdad de condiciones, creando puentes de comprensión de solidaridad y confraternidad, sin hacer daño sobre todo a la viuda y al huérfano.
Recordó que en la sociedad boliviana también se da una realidad de desamparo e injusticia. Hay tantas categorías indefensas y débiles como los huérfanos, ancianos solos, mujeres abandonadas, mendigos y las personas en situación de calle, entre otros.
Hizo referencia a que en Santa Cruz, se dio la intervención contra los “hombres topos” y recomendó a las autoridades no olvidar que son personas, por tanto, “es inaceptable esa denominación, denigrante, discriminatoria e indigna de la dignidad de todo ser humano y de ninguna manera se debería levantar ese nombre”.
Por otra parte, dijo que la lucha de la sociedad no debe ser en contra de estas personas necesitadas de medidas que les ayuden a superar sus dependencias y reinsertarse en el tejido social, sino “en contra de los delincuentes, como los corruptos que aprovechando su poder, con guantes blancos, se apropian de bienes públicos destinados al bien común”.
Monseñor Gualberti recordó las palabras del papa Francisco quien afirmó que “el corrupto se cree vencedor, se pavonea para menospreciar a los otros, no conoce la hermandad y la amistad, sino la complicidad y la enemistad. Es un proceso de muerte la comisión que se ha visto habitual en la sociedad y un mal más grande que el pecado y la peor plaga social, porque genera gravísimos problemas en crímenes que implican a todos”.
En su mensaje invocó las palabras el Apóstol San Juan quien advirtió que “sin el amor al prójimo no puede haber amor a Dios y el que dice amo a Dios y no ama a su hermano, es un mentiroso”.
Exhortó a cumplir los mandamientos de amor, al recordar que el evangelio manda a no maltratar ni oprimir al extranjero, porque al final todos en esta tierra son extranjeros.
Dijo que hoy asistimos al drama de tanto migrantes en el mundo y también de nuestro país, de personas que dejan su tierra natal en busca de nuevas oportunidades de vida y de refugiados de huyen la persecución política o religiosa.
Gualberti señaló que muchas de estas personas no logran cumplir su sueños porque son víctimas de la trata y tráfico, o porque mueren por las difíciles condiciones por las que deben pasar, como los miles y miles de prófugos de África y Medio Oriente, ahogados en el mar Mediterráneo.
Fuente: Erbol