La joven de 26 años le escribió a su compañero que el taxi que tomó la llevaba por otro lado y mencionó el nombre de un varón antes de que la asesinaran.
Minutos antes de morir, Estephannie Arias Caizana, de 26 años, habló por celular con un amigo que la esperaba en una discoteca y le pidió ayuda. Los allegados a la víctima contaron que el joven escuchó a la muchacha pronunciar el nombre de un varón antes de que la comunicación se cortara.
“En una llamada, ella logra hablar con su amigo y le pide ayuda, menciona además un nombre de varón que el amigo no recuerda y después ya no hablaron más”, explicó la hermana mayor de la fallecida, Elizabeth Arias.
El cadáver de la joven se encontró el domingo por la mañana en la Autopista La Paz – El Alto, a la altura de Ciudadela Ferroviaria. La maniataron de manos y pies, tenía moretones en las piernas, rasguños en el rostro y una herida profunda en el cuello. Sus familiares señalaron que en la autopsia no se evidenció abuso sexual y que la causa de la muerte fue el desangramiento por la lesión en el cuello, que se cree fue provocada con un destornillador.
Le habían quitado su cartera, su celular y sus zapatos; no obstante, por la violencia con la que se actuó los familiares no creen que se trate sólo de un robo.
Su madre, Marcelina Caizana, relató que la tarde del sábado Estephannie salió de su casa rumbo a Cota Cota, donde bailaría tobas en una entrada folklórica. Bailó allí y después se marchó a un bautizo en la avenida Armentia. El padrino, que era su amigo, la había invitado.
Estuvieron allí hasta después de la medianoche. Los familiares indicaron que la madre de ese amigo se ofreció a llevar a Arias a su domicilio, pero ella le indicó que se quedaría donde su hermano, que tiene un departamento en la avenida Simón Bolívar, cerca de Las Velas.
Estephannie es la menor de cinco hermanos. Estaba en los últimos cursos de Química Industrial en la UMSA y realizaba sus prácticas en la empresa Flor de Leche. Bailó por varios años tobas y últimamente salay.
La mujer que la acompañó hasta la Simón Bolívar no vio que ella ingresara a ningún domicilio, sólo que subía unas gradas. Después de esto la joven conversó con uno de sus amigos que se encontraba junto a los miembros de su fraternidad de tobas en una discoteca en El Prado.
Entre las 2:00 y las 3:00 del domingo el amigo le preguntó por WhatsApp dónde estaba, si ya llegaría, y ella le dijo que había tomado un taxi que, no obstante, la llevaba por un rumbo desconocido, contó una amiga de Arias, Griselda Siñani.
“Él le escribió por WhatsApp que se bajara del taxi. La llamó unos minutos después y ya escuchó que ella le pedía ayuda y que mencionaba el nombre de un chico que ahora no recuerda. Le dijo que estaba por la Capitán Ravelo. Él salió de la discoteca a buscarla pero no la encontró”, manifestó Siñani.
El amigo la llamó varias veces después de esto y el celular sonó y sonó hasta que varios minutos después fue apagado.
El lunes por la mañana la familia reconoció el cuerpo de Arias en la morgue. Ahora piden a las autoridades que se encuentre a los responsables. “Esto no es un robo, a mi hermana la lastimaron por maldad, la mataron con saña”, declaró Elizabeth.
A Estephannie la velaron desde el lunes hasta el mediodía de ayer. A las 14:30 se realizó la misa de cuerpo presente y después llevaron el ataúd al Cementerio General para el entierro.
Una muchedumbre compuesta por jóvenes acompañó a la familia que levantaba carteles para exigir justicia.
Dos asesinados de la misma facultad en un mes
En menos de un mes dos estudiantes de la misma facultad fueron asesinados. Esto despertó la preocupación en algunos dirigentes universitarios que buscan algún tipo de solución.
“Me preocupa mucho que sea el segundo miembro de la universidad que estamos perdiendo en menos de un mes, y de la misma facultad. Pedí audiencia con el consejo facultativo para tomar conciencia de lo que está pasando y el jueves tenemos una reunión con el viceministro de Seguridad Ciudadana también”, indicó el ejecutivo de la Federación Universitaria Local (FUL) de la UMSA, Jaime Grajeda.
El 5 de septiembre, Adrián Moya, de 29 años, estudiante de Construcciones Civiles en la Facultad de Ingeniería, fue asesinado en Sopocachi. Un grupo de jóvenes lo golpeó reiteradamente en la cabeza, con patadas y un casco de motociclista. Los autores ya son procesados.
Esthephannie Arias, de 26 años, estudiaba Química Industrial en la misma facultad. A ella la maniataron, la golpearon y le clavaron un objeto (al parecer un destornillador) en el cuello que ocasionó su muerte. Aún se busca a los responsables.